En Cabrales hay varios restaurantes recomendados por las guías, pero como siempre hay bastante gente suele ser complicado conseguir sitio si no vas con reserva.
Medio por casualidad encontramos un restaurante precioso, llamado muy propiamente "La Panera". De hecho eso es, una panera elevada sobre un promontorio al lado de la carretera. Tiene una terraza considerable, todo muy recogido entre vallas de madera y árboles. La parte central del restaurante está debajo de la propia panera, y al estar abierto se integra de maravilla con la propia terraza.
De la comida destacaría sobre todo la carne. Tienen chuletones de a kilo impresionantes, los sirven con la piedra caliente para que lo vayas haciendo a tu gusto. Está buenísimo el entrecot al Cabrales (la salsa, quién lo diría estando donde estamos, es suave). También tienen los típicos platos asturianos, yo probé el "Chorizo de Sotres con huevos y patatas" y estaba de escándalo, aunque es un plato que no tiene mayores secretos.
Además de por la calidad de las carnes, me sorprendió por la variedad, con muchos entrantes, ensaladas, pescados... en fin, un poco de todo.
Para mí sólo fallan los postres, probamos el tiramisú (a cualquier cosa llaman tiramisú) y la tarta de queso (algo mejor). Teóricamente eran caseros, pero hubiera preferido que, además, fueran ricos.
De la carta de vinos no puedo opinar, las dos veces que fui comí con sidra (como sabéis, es mi debilidad). Pero no me dio la impresión de ser la bodega más profunda del mundo, precisamente.
Respecto a la "dolorosa", bastante razonable, calculo unos 16-20 por persona (ojo, sin vino).
En resumen: un entorno más que agradable, una comida de notable, precio moderado y sitio para que los críos se muevan sin peligro de atropello. Vale la pena.
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